- Nombre / Agencia
- Independiente / Magaly Gaitán
- Contacto
- @MagalyHgdl
- Precio
- 3000 x 2 horas
- Tiempo acordado
- 2 horas
- Forma de pago
- Transferencia + efectivo.
- Anticipo
- 200 voluntarios.
- Rostro
- 5,00 estrella(s)
- Imagen (Photoshop/Filtros)
- No, solo cubre su rostro.
- Busto
- 5,00 estrella(s)
- Cuerpo
- 4,00 estrella(s)
- Actitud
- 5,00 estrella(s)
- Edad aproximada
- 28 años :)
- Trasero
- 5,00 estrella(s)
- Besos
- Besos Apasionados
- Oral
- 5,00 estrella(s)
- Atención a los huevos
- Sí
- Oral con baba
- Sí
- Oral a ella
- No precisamente.
- Oral natural
- Lo pedí con preservativo
- Anal
- No
- Extras
- Si maneja
- Desempeño Sexual
- 5,00 estrella(s)
- Repetirías/Recomendada?
- Sí/sí
Buenas noches, querido foro.
Disculpen la demora que conlleva elaborar la reseña como merecen.
Hoy me tocó conocer a la señorita Magaly Gaitán, y contrario a lo que recomienda el maestro Horacio Quiroga en su decálogo, justo en el punto IX que reza: “No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.” Hoy me veo en la obligación de desafiar una premisa bien empleada en mi persona.
Puedo resumir a esta lindura en dos adjetivos que no le hacen justicia: exquisita y hermosa. Tan escueto, pero tan preciso que asusta.
Nuestro encuentro es la definición del destino azaroso. Por un lado, encontrar lo que parecía una buena oportunidad, y luego el tema de su rostro oculto. El físico es de acuerdo a los gustos de su servidor, pero como siempre lo he dicho: si la portadora no es bella de la cara, simplemente no es lo mismo.
Puedo sonar, y quizás lo sea… muy anticuado. No debería afectarme el rostro de mi inspiración, sin embargo, incide y en este caso, multiplicó el goce de una manera sublime.
La instalación, como de costumbre fue a mi estilo. La habitación con el jacuzzi listo, días antes consulté el vino o bebida de preferencia, y una vez reunidas esas circunstancias, tocó el momento de avisar que ya estaba preparado para el encuentro.
No demoró mucho en llegar, y lo hizo con puntualidad. Pregunté sobre las reglas del juego, y una vez con las cartas sobre la mesa dio comienzo mi empresa por consumar momentos mágicos.
Comenzamos con los acercamientos, los rozamientos por encima de la ropa, los besos que subieron de intensidad, el juego de miradas en el silencio de dos cómplices, la caída en su cuello para rezar a la vida y poco a poco fueron cayendo uno a uno los pétalos de esa magnifica flor.
La música sonaba al son de un playlist de acuerdo a las circunstancias. Le pregunté sobre si ya podía comenzar con mi invasión del llanero solitario, y cuando se preparaba con su indumentaria para iniciar la incursión, ella tomó la iniciativa y avanzó con firmeza para cobijar con sus tibios labios a ese beligerante individuo que no soportaba la tensión contenida en su existencia. Así duramos un ratito.
Luego, cuando fue momento de iniciar la disputa de voluntades, ella quedó tendida bocarriba y yo por encima me aferraba a sus pilares de piel y miraba desde esa altura la bella postal que me obsequiaba. El contoneo se extendió hasta que no pude contener la lumbre que salía de mi ser.
Después de disfrutar nuestra carne pasamos al jacuzzi que ya se encontraba listo para recibirnos.
Ahí procedimos a relajarnos, y eso dio pie a platicar de nuestras vida. Lógico, cada quién reservando fragmentos de nuestras historias. En lo personal, hasta la conversación fluyó con tremenda naturalidad, y mientras hablábamos bebíamos el vino rosado que había comprado antes.
Le pedí que posara con un trajecito sensual que le venía bien a su hermoso talle, y le tomé unas fotos para la reseña.
Después seguimos tomando un poco más, y dimos paso a otra lucha de voluntades que se extendió por mucho tiempo. Ahí las formas de expresión sensual fue variada, y mientras el llanero solitaria no claudicara en su intención beligerante; nosotros aprovechamos para explotar diversas posiciones de placer.
Ella bañada en sudor, y yo el que más. Al fin, cuando ella tomó un descanso enclavada encima de mi humanidad, volvió la erupción de lumbre que acabó con un abrazo y un profundo beso de dos amantes comprometidos con la causa.
De hecho, en una acción osada por parte de un servidor, dejé llenando el jacuzzi, y cuando me di cuenta ya se había tirado abundante agua fuera del jacuzzi. El espantó me llevó a destapar con urgencia la tina, y me quemé producto del arrebato.
Retornamos al jacuzzi para concluir con las dos botellas de vino rosado. Bebimos retozando entre cariños, arrumacos y pasajes de nuestra vida, así como proyección de los siguientes amaneceres.
Me encantó conocerla, y ahora será difícil desembarazarme de este embrujo. Quizá es momento que cesen mis expediciones, o tal vez no… quién sabe.
Le hice la promesa de volverla a ver, y los hombres tenemos palabra.
Antes de despedirme quiero agradecer al foro por el distintivo que recibí, y espero colaborar con la causa de la misma manera.
Gracias totales.
Sin otro asunto, siempre suyo. Stefan Volich.
Disculpen la demora que conlleva elaborar la reseña como merecen.
Hoy me tocó conocer a la señorita Magaly Gaitán, y contrario a lo que recomienda el maestro Horacio Quiroga en su decálogo, justo en el punto IX que reza: “No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.” Hoy me veo en la obligación de desafiar una premisa bien empleada en mi persona.
Puedo resumir a esta lindura en dos adjetivos que no le hacen justicia: exquisita y hermosa. Tan escueto, pero tan preciso que asusta.
Nuestro encuentro es la definición del destino azaroso. Por un lado, encontrar lo que parecía una buena oportunidad, y luego el tema de su rostro oculto. El físico es de acuerdo a los gustos de su servidor, pero como siempre lo he dicho: si la portadora no es bella de la cara, simplemente no es lo mismo.
Puedo sonar, y quizás lo sea… muy anticuado. No debería afectarme el rostro de mi inspiración, sin embargo, incide y en este caso, multiplicó el goce de una manera sublime.
La instalación, como de costumbre fue a mi estilo. La habitación con el jacuzzi listo, días antes consulté el vino o bebida de preferencia, y una vez reunidas esas circunstancias, tocó el momento de avisar que ya estaba preparado para el encuentro.
No demoró mucho en llegar, y lo hizo con puntualidad. Pregunté sobre las reglas del juego, y una vez con las cartas sobre la mesa dio comienzo mi empresa por consumar momentos mágicos.
Comenzamos con los acercamientos, los rozamientos por encima de la ropa, los besos que subieron de intensidad, el juego de miradas en el silencio de dos cómplices, la caída en su cuello para rezar a la vida y poco a poco fueron cayendo uno a uno los pétalos de esa magnifica flor.
La música sonaba al son de un playlist de acuerdo a las circunstancias. Le pregunté sobre si ya podía comenzar con mi invasión del llanero solitario, y cuando se preparaba con su indumentaria para iniciar la incursión, ella tomó la iniciativa y avanzó con firmeza para cobijar con sus tibios labios a ese beligerante individuo que no soportaba la tensión contenida en su existencia. Así duramos un ratito.
Luego, cuando fue momento de iniciar la disputa de voluntades, ella quedó tendida bocarriba y yo por encima me aferraba a sus pilares de piel y miraba desde esa altura la bella postal que me obsequiaba. El contoneo se extendió hasta que no pude contener la lumbre que salía de mi ser.
Después de disfrutar nuestra carne pasamos al jacuzzi que ya se encontraba listo para recibirnos.
Ahí procedimos a relajarnos, y eso dio pie a platicar de nuestras vida. Lógico, cada quién reservando fragmentos de nuestras historias. En lo personal, hasta la conversación fluyó con tremenda naturalidad, y mientras hablábamos bebíamos el vino rosado que había comprado antes.
Le pedí que posara con un trajecito sensual que le venía bien a su hermoso talle, y le tomé unas fotos para la reseña.
Después seguimos tomando un poco más, y dimos paso a otra lucha de voluntades que se extendió por mucho tiempo. Ahí las formas de expresión sensual fue variada, y mientras el llanero solitaria no claudicara en su intención beligerante; nosotros aprovechamos para explotar diversas posiciones de placer.
Ella bañada en sudor, y yo el que más. Al fin, cuando ella tomó un descanso enclavada encima de mi humanidad, volvió la erupción de lumbre que acabó con un abrazo y un profundo beso de dos amantes comprometidos con la causa.
De hecho, en una acción osada por parte de un servidor, dejé llenando el jacuzzi, y cuando me di cuenta ya se había tirado abundante agua fuera del jacuzzi. El espantó me llevó a destapar con urgencia la tina, y me quemé producto del arrebato.
Retornamos al jacuzzi para concluir con las dos botellas de vino rosado. Bebimos retozando entre cariños, arrumacos y pasajes de nuestra vida, así como proyección de los siguientes amaneceres.
Me encantó conocerla, y ahora será difícil desembarazarme de este embrujo. Quizá es momento que cesen mis expediciones, o tal vez no… quién sabe.
Le hice la promesa de volverla a ver, y los hombres tenemos palabra.
Antes de despedirme quiero agradecer al foro por el distintivo que recibí, y espero colaborar con la causa de la misma manera.
Gracias totales.
Sin otro asunto, siempre suyo. Stefan Volich.
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