Liz Nirvana
Nuevo
La vida en Guadalajara es muy costosa. A pesar de tener una carrera y un trabajo estable, no siempre es suficiente. Aunque mi sueldo no es malo, no alcanza para cubrir todas las necesidades, lo que me hizo pensar en otras opciones. Soy una chica de oficina, educada, amable y siempre bien vestida, por lo que generalmente me asignan trabajos de atención al cliente debido a mi presentación.
Dado que buscaba discreción, mi primera opción fue una agencia. Me invitaron a una entrevista presencial, y cuando me contactaron inicialmente, pensé que estaba hablando con una mujer. Sin embargo, cuando llegué me sorprendió ver que era un hombre, quien estaba fingiendo ser mujer. Esto me incomodó un poco, no por el hecho de que fuera hombre, sino por la falta de honestidad.
Desde que me vio, quedó claro que quería que trabajara con él. Me mostró el esquema de ganancias, que, para ser breve, consistía en dividir las ganancias 50/50: mitad para él y mitad para mí por servicio. No me pareció justo, pero no quería invertir demasiado tiempo buscando citas, ya que eso podría afectar mi trabajo principal.
Otra cosa que me pareció rara fue que me pidiera cumplir con un horario de 8 horas. ¿En serio? Ahí me puse firme y le dejé claro que no iba a comprometerme con un horario tan largo sin contratos, prestaciones ni beneficios. Prefería mil veces mantener mi trabajo de oficina que comprometerme con ese tipo de arreglo. Al ver mi postura, me dijo que estaba bien y que podía establecer mis propios horarios, lo cual acepté.
Al llegar al lugar, vi que todas las chicas estaban en un mismo espacio esperando que les asignaran citas. Mi primera impresión fue que muchas de ellas se veían desarregladas, poco maquilladas y con un ambiente poco cuidado. Algunas de ellas me miraban raro, y empecé a escuchar comentarios como “¿y esta chica tan ‘fresa’ qué hace aquí?”. Mi trabajo de oficina exige que siempre me vea bien, me vista con cuidado y que mantenga una buena presencia, por lo que eso me hizo sentir algo incómoda.
Lo que más me sorprendió fue que todas las chicas tenían que cumplir con el horario de 8 horas, excepto yo, que había negociado mis tiempos. Sin embargo, la mayoría de ellas no tenía otro trabajo estable; ese era su empleo principal.
En cuanto a mis citas, no me interesaba sobrecargarme. Prefería hacer una cita al día y no agotarme, ya que al día siguiente tenía que ir a mi trabajo. Así, podía mantener un equilibrio.
Hubo una ocasión en que una chica llegó después de una cita, con un aspecto muy delgado y sin un diente. Empezaron a burlarse de ella y a hacer chistes crueles sobre su apariencia y que dejara el "criko" si tenia apariencia de consumirlo, lo que me pareció muy inapropiado. Además, me percaté de que algunas de las chicas se quejaban diciendo cosas como “¿Por qué la chica ‘fresa’ sí puede venir un rato y nosotras no?”
No me gustó el ambiente de la agencia y no duré mucho tiempo allí. Es curioso cómo intentan proyectar una imagen de empresa seria cuando ni siquiera saben escribir bien.
Hoy en día, trabajo como independiente, tratando de estabilizarme económicamente. Aunque comencé con algo de miedo, me he encontrado con caballeros muy amables. Y bueno, esperemos que uno de ellos quiera ser un "sugar" jeje.
Dado que buscaba discreción, mi primera opción fue una agencia. Me invitaron a una entrevista presencial, y cuando me contactaron inicialmente, pensé que estaba hablando con una mujer. Sin embargo, cuando llegué me sorprendió ver que era un hombre, quien estaba fingiendo ser mujer. Esto me incomodó un poco, no por el hecho de que fuera hombre, sino por la falta de honestidad.
Desde que me vio, quedó claro que quería que trabajara con él. Me mostró el esquema de ganancias, que, para ser breve, consistía en dividir las ganancias 50/50: mitad para él y mitad para mí por servicio. No me pareció justo, pero no quería invertir demasiado tiempo buscando citas, ya que eso podría afectar mi trabajo principal.
Otra cosa que me pareció rara fue que me pidiera cumplir con un horario de 8 horas. ¿En serio? Ahí me puse firme y le dejé claro que no iba a comprometerme con un horario tan largo sin contratos, prestaciones ni beneficios. Prefería mil veces mantener mi trabajo de oficina que comprometerme con ese tipo de arreglo. Al ver mi postura, me dijo que estaba bien y que podía establecer mis propios horarios, lo cual acepté.
Al llegar al lugar, vi que todas las chicas estaban en un mismo espacio esperando que les asignaran citas. Mi primera impresión fue que muchas de ellas se veían desarregladas, poco maquilladas y con un ambiente poco cuidado. Algunas de ellas me miraban raro, y empecé a escuchar comentarios como “¿y esta chica tan ‘fresa’ qué hace aquí?”. Mi trabajo de oficina exige que siempre me vea bien, me vista con cuidado y que mantenga una buena presencia, por lo que eso me hizo sentir algo incómoda.
Lo que más me sorprendió fue que todas las chicas tenían que cumplir con el horario de 8 horas, excepto yo, que había negociado mis tiempos. Sin embargo, la mayoría de ellas no tenía otro trabajo estable; ese era su empleo principal.
En cuanto a mis citas, no me interesaba sobrecargarme. Prefería hacer una cita al día y no agotarme, ya que al día siguiente tenía que ir a mi trabajo. Así, podía mantener un equilibrio.
Hubo una ocasión en que una chica llegó después de una cita, con un aspecto muy delgado y sin un diente. Empezaron a burlarse de ella y a hacer chistes crueles sobre su apariencia y que dejara el "criko" si tenia apariencia de consumirlo, lo que me pareció muy inapropiado. Además, me percaté de que algunas de las chicas se quejaban diciendo cosas como “¿Por qué la chica ‘fresa’ sí puede venir un rato y nosotras no?”
No me gustó el ambiente de la agencia y no duré mucho tiempo allí. Es curioso cómo intentan proyectar una imagen de empresa seria cuando ni siquiera saben escribir bien.
Hoy en día, trabajo como independiente, tratando de estabilizarme económicamente. Aunque comencé con algo de miedo, me he encontrado con caballeros muy amables. Y bueno, esperemos que uno de ellos quiera ser un "sugar" jeje.