- Nombre / Agencia
- Vedette
- Contacto
- Calle Morelos
- Precio
- 500 + extras media hora
- Tiempo acordado
- 30
- Forma de pago
- Efectivo
- Anticipo
- No
- Rostro
- 2,00 estrella(s)
- Busto
- 1,00 estrella(s)
- Cuerpo
- 2,00 estrella(s)
- Actitud
- 1,00 estrella(s)
- Edad aproximada
- 20-22
- Trasero
- 3,00 estrella(s)
- Besos
- Picos
- Oral
- 1,00 estrella(s)
- Atención a los huevos
- No
- Oral con baba
- No
- Oral a ella
- No
- Oral natural
- No
- Anal
- No
- Extras
- Si
- Desempeño Sexual
- 1,00 estrella(s)
- Repetirías/Recomendada?
- No
Caminaba de vuelta del centro a Chapultepec por Morelos y pasé por Vedette. Era domingo por la tarde y tocar el timbre de Vedette me pareció mejor opción que ir a la iglesia a confesar mis pecados carnales. Siempre es divertido esperar el clic de la puerta al abrirse mientras esperas afuera, con los autobuses públicos verdes parados en el semáforo, con los pasajeros mirándote y a veces riendo tímidamente. En fin, esperaba encontrarme con Bella de nuevo, pero me recibieron mamasan y la gordita Dayana. Me llevaron a la habitación que daba a la iglesia improvisada bajo las escaleras (quienes han estado allí saben de qué hablo). Pregunté por Bella y me dijeron que hoy no trabajaba. Mamasan llamó a otras chicas y solo había dos: una morena delgada de veintitantos o treinta y tantos a la que ya conocía en septiembre y fue una experiencia bastante decepcionante. Opté por la segunda chica, la gordita Diana. Su trasero sobresalía de su minifalda y me dije que se la podía hacer en perrito, así que subimos las escaleras con su enorme trasero moviéndose en mi cara mientras subíamos. En la habitación, Dayana era la más floja del mundo. Ninguna interacción, simplemente se quedó ahí parada y yo tenía que tomar la iniciativa. Hablamos de los extras y le pagué 500 por sexo oral natural (un grave error). No tiene técnica, experiencia ni ganas. Era difícil conseguir una erección y mantenerla sin interacción. La acosté y al principio pensé que era una ballena de playa, pero mientras estaba tumbada sin moverse, ¡me pregunté si sería una ballena de playa muerta! Para terminar una mala película, le pedí que se pusiera a cuatro patas y sí, fue una buena idea. La embestí con fuerza mientras le daba bofetadas en sus nalgas. Su piel blanca se enrojeció rápidamente con las pequeñas bofetadas. Me gusta la casa, el Mamasan y tuve experiencias geniales allí, pero esta última fue para olvidar.
Volveré, pero probaré algo nuevo y no muy gordita.
Volveré, pero probaré algo nuevo y no muy gordita.